Honduras llega a este momento tras una dura derrota de 6-0 frente a Canadá, un resultado que sin duda impacta negativamente en la moral del equipo. Sin embargo, al analizar su desempeño reciente, se observa que antes de ese tropiezo habían mostrado un nivel competitivo y sólido, consiguiendo cuatro victorias en sus cinco partidos anteriores. Esta mezcla de altibajos refleja a un equipo que, a pesar de las dificultades puntuales, tiene la capacidad de recuperarse y mantenerse como un rival peligroso en la competencia.
El Salvador llega a este encuentro con una racha que denota estabilidad defensiva y un enfoque táctico conservador, evidenciado en sus últimos cinco partidos donde sumó cuatro empates y una victoria. Su estilo de juego prioriza no conceder goles más que la búsqueda de un alto volumen ofensivo, lo que se reflejó claramente en su reciente empate 0-0 contra Curazao. En ese duelo, el equipo mostró capacidad para mantener su portería imbatida y controlar el ritmo del partido, consolidándose como un conjunto difícil de superar que apuesta por la seguridad defensiva como base para competir.